viernes, 13 de noviembre de 2015

Ansiedad por separación


La ansiedad por separación es un problema importante que, según los últimos estudios, afecta al 15% de la población canina. La ansiedad por separación ocurre cuando un perro siente una angustia desmedida e irracional a ser separado de su dueño. Los destrozos, llantos, ladridos o micciones solo son la manera que tiene el perro de exteriorizar esa angustia e intentar aliviarla.




Hay que comprender que el perro no tiene miedo de quedarse solo, lo que le vuelve loco es el estar separado de su dueño. Los síntomas pueden aparecer cuando el perro se queda solo, cuando se marcha una persona (aunque haya más gente en la casa, el perro está muy apegado a la persona que se ha ido) o cuando está separado físicamente de los dueños (por ejemplo, cuando se le encierra en una habitación). Es normal que un perro sienta apego hacia su dueño, el problema radica cuando ese apego se vuelve excesivo.

Los síntomas que presenta un perro con ansiedad por separación cuando se queda solo en casa incluyen:
  • Conductas destructivas, arañazos en puertas y paredes, destrozos en la casa.
  • Vocalizaciones excesivas. Ladridos y lloros continuos.
  • Defecaciones y micciones inadecuadas. Con menor frecuencia, algunos perros presentan vómitos, diarreas e incluso, anorexia.
  • Además, antes de que el dueño se marche, el perro está ansioso, le sigue por la casa, se queda expectante en un rincón, o muestra posturales corporales deprimidas.
  • Cuando el propietario llega a casa, el perro se muestra extremamente excitable y tarda mucho en calmarse. Se pega al dueño y le sigue por toda la casa intentando atraer su atención.

Estas reacciones pueden presentarse juntas o por separado, pero afectan al bienestar del perro, ya que le producen un elevado estrés.

También hay que saber diferenciar al perro que tiene un trastorno de ansiedad del que es juguetonamente destructivo al quedarse solo, porque sea joven, por ejemplo; y de aquel que manifiesta respuestas de temor a estímulos externos que suceden cuando el propietario se ha ido. Por eso es importante consultar siempre tu caso con un educador canino.
Algunos de los factores que pueden generar la ansiedad por separación son los siguientes
  • Cambios significativos en los hábitos diarios.
  • Perros que pasan largos periodos en residencias.
  • Cambios súbitos de pasar mucho tiempo con el dueño a pasar poco.
  • Traslados a un nuevo hogar.
  • Cualquier evento traumático que el perro haya sufrido mientras estaba solo.
  • Ausencia larga o permanente de un miembro de la familia.
  • Aislamiento social en los cuatro primeros meses de vida.

Para evitar el problema, tenemos que conseguir que el perro no esté excesivamente apegado a sus dueños y también acostumbrarle a quedarse solo. Lo mejor es ir haciendo salidas graduales, ya que todos los perros deben acostumbrarse paulatinamente a pasar tiempo solos. Hay que empezar poco a poco y luego aumentar el tiempo de ausencia para no causar un trauma en el animal. De esta manera, entenderá que no pasa nada por quedarse solo, porque aunque el dueño se va, siempre vuelve.

¿Qué hacer ante un caso de ansiedad por separación?
Lo más recomendable es contar con la ayuda de un educador canino para que guíe al propietario del perro en la modificación de conducta, pero aquí dejamos unas pautas básicas:
  • Aumentar el juego y la actividad física del perro. Si el animal está cansado cuando el dueño está ausente, tendrá menos energías y tenderá a buscar su propio descanso.
  • Entretener al perro durante la ausencia del dueño. Por ejemplo, dándole comida en juguetes masticables tipo Kong, o procurándole otros juguetes interesantes. Se recomienda variar los juguetes disponibles para que no pierdan su interés.
  • Evitar los cambios ambientales justo antes de la partida: hay cosas que forman parte de nuestra rutina y que hacemos sin ni siguiera darnos cuenta justo antes de irnos de casa: bajar persianas, apagar luces, coger la llaves... Estos actos ya están anunciando al perro que nos vamos y que se queda solo, disparando su ansiedad. La expectación de nuestra salida hace que nuestra partida sea todavía más traumática para el perro. Para rebajar este trauma debemos tratar de hacer todos los cambios ambientales como mínimo 30 minutos antes de nuestra salida.
  • Se puede completar lo anterior fingiendo falsas salidas donde, por ejemplo, el dueño del perro se viste, se pone colonia, coge las llaves y el bolso, y se sienta a ver la televisión o a leer. El objetivo es desconcertar al perro y romper las rutinas.
  • Para que la transición entre la presencia y la ausencia del dueño sea lo más suave posible se debe evitar hablar o acariciar al perro 30 minutos antes de la salida, ya que si el dueño intenta consolar o explicar al perro, lo que consigue es aumentar su ansiedad.
  • Al regresar a casa, es importante no permitir saludos efusivos. Es probable que el perro se vuelva loco intentando reclamar la atención del dueño, pero no se debe saludarlo o acariciarlo hasta que se haya calmado. Se debe ignorar al perro mientras esté ansioso o saludarlo de forma neutra (pues en algunos casos, el ser ignorado del todo agrava la ansiedad) y, una vez esté tranquilo, le llamaremos y le saludaremos. De esta forma le transmitimos el siguiente mensaje "no sé porque te pones tan nervioso, solo he salido un rato y ahora estoy de vuelta, esto es muy normal, no merece la pena que te pongas así".
  • No se debe permitir que el perro obtenga atención mediante exigencia, ya que siempre que el perro consiga lo que quiere valiéndose de lloros, empujones o gimoteando, se fomenta una actitud que llevará al perro a sentirse ansioso cuando esté solo y no pueda conseguir atención social.

Sin embargo, hay cosas que nunca funcionan, como por ejemplo encerrar al perro en una jaula o en una habitación. No solucionará el problema, solo reducirá los destrozos a un área más pequeña. Tampoco es buena idea adoptar o comprar otro perro, puesto que el perro con ansiedad por separación no necesita compañía y no le da miedo quedarse solo, lo que le aterroriza es la ausencia del dueño. El castigo tampoco funciona, ya que el perro no se porta así por elección propia y el castigo solo servirá para incrementar su ansiedad.



Algunos ejercicios de obediencia también pueden servir para forjar una relación sana entre el dueño y el perro. Aquí entra en juego otra vez contar con la ayuda de un educador canino, para orientar al propietario en las líneas correctas de adiestramiento en positivo. Por ejemplo, es muy útil el ejercicio "quieto" o "quédate", donde se enseña al perro a quedarse quieto mientras el dueño se aleja. Se puede aumentar la distancia gradualmente hasta que el perro lo pierda de vista e ir aumentando el tiempo que el perro se queda solo. Es importante no castigarlo si lo hace mal y premiarlo efusivamente si lo realiza a la perfección. Este ejercicio fomentará la idea de que quedarse solo es una cosa buena y de que recibirá un buen premio por hacerlo sin protestar.



Puede parecer que la ansiedad por separación es un problema grave, pero también es uno de los más fáciles de corregir si se cuenta con la ayuda y la disposición adecuada. Ante todo, como hemos señalado, lo más importante es contar con la ayuda de un profesional en la educación canina para solucionar el problema. En Perrukeria Buenavista ponemos a vuestra disposición los servicios de Esther, nuestra educadora canina.



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